Fallece el presidente Russell M. Nelson: Un legado de fe, servicio y ministerio

Recordando la vida y ministerio del presidente Russell M. Nelson

Con profundo pesar, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días recibimos la noticia del fallecimiento del presidente Russell M. Nelson, quien partió en paz el 27 de septiembre de 2025, a la edad de 101 años, en su hogar en Salt Lake City. Con ello, se cierra un capítulo histórico en la vida de la Iglesia y del mundo, pues fue el presidente de mayor edad en presidir la obra del Señor en esta dispensación.

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Un siervo escogido

Sostenido como Apóstol en abril de 1984 y llamado como presidente de la Iglesia en enero de 2018, el presidente Nelson dedicó más de cuatro décadas de su vida al servicio del Salvador. Su ministerio como profeta y líder mundial será recordado por la fuerza espiritual con la que invitó a los Santos a “centrar sus vidas en Jesucristo”, su énfasis en el recogimiento de Israel y su visión global de la obra misional.

Durante su presidencia, viajó a 32 países y territorios, edificó puentes de entendimiento con líderes religiosos y políticos, y anunció la construcción de 200 templos, una obra sin precedentes que transformará la adoración y la vida espiritual de millones de fieles en todo el mundo.

El “médico amado”

Antes de su servicio a tiempo completo en la Iglesia, el presidente Nelson fue un reconocido cirujano cardiovascular. En 1955 realizó la primera cirugía a corazón abierto en Utah y participó en el desarrollo de la máquina corazón-pulmón, salvando miles de vidas. Con más de 7,000 operaciones a lo largo de su carrera, fue admirado en el mundo médico por su pericia, pero también por su humildad y compasión.

Así como el apóstol Pablo llamó a Lucas “el médico amado” (Colosenses 4:14), el presidente Nelson unió medicina y fe, sanando tanto cuerpos como corazones. Él mismo enseñó que un cirujano debía reconocer la oración y la fe de sus pacientes, pero también la precisión y responsabilidad de su propio trabajo.

Un hombre de familia y de fe

Casado primero con Dantzel White, con quien tuvo 10 hijos, y después con Wendy L. Watson, quien lo acompañó en su ministerio profético, el presidente Nelson siempre destacó que el amor por el Salvador y la familia son la verdadera fuente de felicidad. Fue un esposo amoroso, un padre presente a pesar de sus múltiples responsabilidades, y un abuelo que dejó un legado de fe y unidad.

Sus enseñanzas sobre el matrimonio, la revelación personal y la importancia de la adoración en el templo quedarán grabadas como faros espirituales para las futuras generaciones.

Un profeta de revelación

Bajo su liderazgo, la Iglesia vivió importantes cambios revelados: la reorganización del sacerdocio, el fortalecimiento de la adoración en el hogar, la nueva estructura del programa de niños y jóvenes, el énfasis en el nombre correcto de la Iglesia, entre muchos otros ajustes inspirados. Él mismo testificó que estas revelaciones eran parte de la restauración continua del evangelio de Jesucristo.

El presidente Nelson nos invitó constantemente a ser pacificadores, a entablar diálogos respetuosos y a dejar a un lado la contención. “Ahora es el tiempo de sepultar nuestras armas de guerra”, enseñó, subrayando que el mundo puede cambiar “una persona y una interacción a la vez”.

Un legado eterno

Hoy, los Santos de los Últimos Días en todo el mundo recordamos a un profeta que fue tanto un cirujano de corazones como un sanador de almas. Su vida nos enseña que la verdadera grandeza se encuentra en la fe, la obediencia y el servicio desinteresado a los hijos de Dios.

El presidente Russell M. Nelson deja tras de sí una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo. Como miembros, nos unimos en gratitud al Señor por el privilegio de haberlo sostenido como profeta, vidente y revelador, y en la esperanza firme de que, gracias a Jesucristo, la muerte no es el fin, sino un paso hacia la vida eterna.

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