¿Qué significa olvidar después de habernos perdonado?

Olvidar los pecados y transgresiones pasadas significa dejar atrás el dolor y la culpa que sentimos y no permitir que tengan ningún poder sobre nosotros.

Lo escuchamos todo el tiempo. Después de buscar y recibir el perdón de Dios y de nosotros mismos por nuestros pecados o transgresiones pasadas, se nos aconseja que debemos olvidarlos. Pero, ¿realmente los olvidamos, así como olvidamos dónde dejamos las llaves del coche la otra noche? No. En realidad no podemos olvidar, a menos que suframos una condición médica que lo permita. Entonces, ¿qué significa realmente “olvidar”?

Salt Lake City, Utah. EE.UU.

Olvidar los pecados y transgresiones pasadas significa dejar atrás el dolor y la culpa que sentimos y no permitir que tengan ningún poder sobre nosotros. A veces tendemos a mirar atrás y preguntarnos por qué hicimos algo tan terrible, sabiendo que estaba mal. Pero no debemos seguir haciéndonos esas preguntas porque no podemos deshacer el pasado. Remolonear en lo pasado solo estanca nuestro progreso y paraliza nuestras esperanzas de días más brillantes. Olvidar significa dejar ir el pasado y avanzar con un compromiso renovado de seguir los mandamientos de Dios. También significa apartarnos del pensamiento de que Satanás tiene poder sobre nosotros porque pecamos.

¿Y cómo olvidamos nuestros pecados o transgresiones pasadas? Cuando el profeta Enós oró con fervor y pidió el perdón de sus pecados, Dios lo perdonó y su culpa fue “barrida” debido a su fe en el Señor Jesucristo. Nosotros también, al igual que Enós, podemos ser limpiados de nuestros pecados o transgresiones si invocamos al Señor y accedemos a los poderes de Su Expiación para sanar nuestras heridas y aliviar nuestra conciencia. Si confiamos en las tiernas misericordias del Señor, nosotros, como Alma el Joven, también podremos declarar que podemos “no recordar más nuestros dolores”.

Mientras que algunos pueden haber olvidado el dolor y la culpa de pecados y transgresiones pasadas, otros tal vez todavía los recuerden. Debemos saber que seguir arrepintiéndonos no significa que no nos hayamos arrepentido completamente ni que no seamos dignos de recibir perdón. Quizás sea la manera de Dios de advertirnos para no cometer ese pecado o transgresión de nuevo, recordándonos el dolor y la miseria que puede traer a nuestras vidas. Es un disparador espiritual que nos detiene cuando pensamos en desobedecer los mandamientos de Dios. El recuerdo de nuestro dolor y culpa está destinado a protegernos de seguir el camino de la desobediencia.

Además, el recuerdo de nuestro dolor y culpa no significa que no hayamos sido perdonados. Si sentimos el Espíritu de nuevo en nuestras vidas, hemos sido perdonados o estamos en proceso de limpieza. Cuando somos perdonados y limpiados, el Espíritu puede santificar nuestras almas, y no hay mayor testimonio de perdón que ese.

La posibilidad de olvidar físicamente los pecados y transgresiones pasadas, si acaso existe, es muy mínima. Pero estos recuerdos de nuestro pasado pueden convertirse en algo mucho más valioso a medida que aprendemos lecciones importantes de la experiencia y nos aseguramos de estar alerta para no cometer los mismos errores nuevamente. También pueden convertirse en un dulce recuerdo de la misericordia y el perdón del Padre Celestial y de Jesucristo, así como del amor y apoyo de nuestra familia y amigos cuando estábamos abatidos por el dolor. En última instancia, pueden ser un testimonio poderoso del poder de la Expiación para reparar un corazón quebrantado por los abismos profundos del pecado o la transgresión.

Al esforzarnos por perdonarnos y olvidar el dolor y la culpa que hemos sentido, nuestra fe en el Señor y en Su Expiación aumentará, y nuestra capacidad para abrazar nuestra naturaleza divina se ampliará.

Salt Lake City, Utah. EE.UU.