¿Qué Tan Emocionados Estamos por el Domingo?Consejos y Reflexiones

Redescubriendo la alegría de ir a la Iglesia

Dos niñas en una clase dominical de Primaria

El fin de semana es algo que muchas personas esperan con ansias: un tiempo para relajarse, descansar y divertirse. Para muchos de nosotros, el domingo forma parte del fin de semana, así que la pregunta es: ¿esperamos con entusiasmo el domingo? ¿O se ha convertido en una rutina semanal más que simplemente debemos marcar en nuestra lista de pendientes? Si no estamos seguros de cuál es la respuesta correcta, podemos observar a los niños pequeños en nuestro hogar para recordarnos que el domingo es un día que vale la pena anticipar.

Salt Lake City, Utah. EE.UU.

Una mañana de domingo estaba en una reunión de ayuno y testimonios con mi familia. Mi cuñado estaba dirigiendo la reunión, así que tuvo la oportunidad de compartir su testimonio primero. Comenzó compartiendo las dificultades que enfrenta con su joven familia y las bendiciones que sabe que recibirá al guardar los convenios que hizo con Dios. Se podía notar en su voz profunda lo difícil que ha sido para él, como joven padre, hacer lo mejor posible para mantener a su familia y presidir en su hogar. Esto fue evidente cuando compartió cuán desmotivado se sentía esa mañana para levantarse y prepararse para ir a la Iglesia. Estaba cansado tras una larga semana de arduo trabajo, y pensar en los problemas que parecen no tener fin no le daba ningún aliciente. Hasta que su pequeña hija de casi 2 años se acercó, tiró de su camisa e intentó despertarlo. Con voz entrecortada dijo: “Me preguntaba por qué mi hija tiraba de mi camisa. Pensé que quería algo de la cocina que no podía alcanzar porque estaba señalando algo. Me levanté y la seguí, y sentí que el corazón se me oprimía porque las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Mi hija estaba señalando el baño. No sé cómo sabía que teníamos que prepararnos para ir a la Iglesia. No sé cómo sabía que era domingo y que debíamos vestirnos. No sé cómo, pero claramente lo sabía.”

Sentí que mi corazón latía con fuerza en el pecho porque ese mismo día, también me costó levantarme para prepararme para la Iglesia. Si tú también te encuentras sintiéndote así, como mi cuñado y yo, entonces creo que necesitamos hacer una pausa y reflexionar sobre por qué los niños están emocionados de ir a la Iglesia. Ellos se entusiasman por aprender una nueva canción de Primaria, por recitar un versículo que han estado memorizando durante la semana, por decir la oración de apertura o cierre porque se les asignó la semana anterior, por levantar la mano para responder preguntas porque leyeron su lección el sábado, etc. Tal vez esa emoción se deba a los dulces o chocolates que recibirán si lo hacen bien. ¿Será que no estamos tan entusiasmados como ellos porque no se nos ofrece una recompensa? ¿Acaso el conocimiento y la conversión continua que se nos ha prometido al asistir a la Iglesia espiritualmente preparados no son suficientes para motivarnos?

Puede que tengamos distintas razones para asistir a la Iglesia cada domingo. Sin embargo, que la emoción de nuestros hijos o de los niños en la Iglesia sea una inspiración para nosotros, para seguir encontrando gozo y propósito en nuestra asistencia. Que podamos ser como los niños pequeños: siempre enseñables y emocionados por aprender más sobre Jesús y llegar a ser más como Él.

Salt Lake City, Utah. EE.UU.