Atributo de Jesucristo: Conocimiento

Uno de los consejos que se nos da es adquirir conocimiento que nos sea útil tanto en esta vida como en la venidera.

Estudio de las Escxritutas

En el Libro de Samuel y en el Libro de Job, se describe a Jesús como “un Dios de conocimiento” y un Dios que es “perfecto en conocimiento” (1 Samuel 2:3; Job 37:16). Estos versículos describen a Jesús como alguien que posee conocimiento de todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra.

Salt Lake City, Utah. EE.UU.

Cuando Jesús ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches en el desierto, fue tentado tres veces por el diablo, y lo reprendió utilizando las Escrituras. Fue el conocimiento de Jesucristo lo que hizo fracasar las trampas del tentador. Aprendemos de este relato que Satanás no puede oponerse a lo que está escrito en las Escrituras porque son verdaderas. Por lo tanto, el conocimiento de las Escrituras nos da poder para resistir la tentación.

En 3 Nefi, en el Libro de Mormón, Jesús nos manda a ser como Él: “¿Qué clase de hombres debéis ser? De cierto os digo, aun como yo soy.” Para llegar a ser como Él, debemos ser perfectos en conocimiento. Uno de los consejos que se nos da es adquirir conocimiento que nos sea útil tanto en esta vida como en la venidera.

Necesitamos dos tipos de aprendizaje en esta vida: espiritual y secular. Se nos aconseja ampliar nuestro conocimiento en ambos. Sin embargo, está escrito: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Se nos aconseja que el aprendizaje espiritual debe tener prioridad, porque “las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer” (2 Nefi 32:3). Cuando entendamos las palabras del Señor, seremos guiados hacia principios, libros y experiencias de gran importancia. A medida que nos esforcemos por encontrar los tesoros del conocimiento tanto secular como espiritual, el Espíritu nos inspirará a buscarlos diligentemente.

También se nos aconseja por medio de los profetas que aprovechemos la oportunidad de recibir educación, para estar mejor capacitados para servir a los demás. La educación nos ayuda y nos equipa para desarrollar nuestros talentos y habilidades, proveer a nuestras familias y a los necesitados, y cumplir con nuestras responsabilidades dondequiera que se nos llame a servir.

Se nos ha prometido que “cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida, se levantará con nosotros en la resurrección” (Doctrina y Convenios 130:18). Nuestra búsqueda del conocimiento espiritual y secular no solo trae grandes recompensas en esta vida, sino también bendiciones de valor incalculable en la vida venidera.

Salt Lake City, Utah. EE.UU.